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viernes, noviembre 8, 2024

De 11 millones de habitantes a poco más de 8,5: el saldo real de la crisis migratoria en Cuba

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Las calles de Cuba lucen vacías. Decenas de vecinos de cualquier barrio cerraron la puerta de la casa para siempre. Y las largas filas en el aeropuerto de La Habana para abordar un vuelo a Nicaragua se multiplican por día. Hace un tiempo que se habla de una estampida, una fiebre colectiva por escapar, por no ser el último espectador del colapso de un país. Hace casi tres años se dice que Cuba es escenario de la mayor oleada migratoria de su historia, y aunque las autoridades no han publicado cifras oficiales de la población actual, un nuevo estudio devela cuál es el verdadero saldo del dramático éxodo en la Isla.

“Yo nunca había visto a tantas personas emigrar como ahora”, dice la cubana de 43 años Valia Rodríguez, de La Habana. “Claro que cualquier cubano quisiera irse. Yo, por ejemplo, si tuviera los medios también me iba, porque en este país, con este Gobierno, no se puede vivir. Y te digo más, si no tuviera un hijo hace rato me hubiera ido, porque la situación es insostenible”.

Aunque es evidente que la emigración en Cuba se disparó desde 2021, todos los anuarios o cifras oficiales del Gobierno hablan de una población de poco más de once millones de cubanos viviendo en el país. Pero ese número es un dato del pasado. El economista y demógrafo cubano Juan Carlos Albizu-Campos reveló que entre 2022 y 2023 la población cubana cayó en un 18%, por lo que en la isla en realidad viven hoy 8,62 millones de cubanos.

En entrevista con EL PAÍS, Albizu-Campos, investigador del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, quien trabajó por treinta años en el Centro de Estudios Demográficos y luego en el Centro de Estudios de la Economía Cubana, dijo que, a falta de datos oficiales actualizados, utilizó para su estudio el padrón electoral de las elecciones del 13 de febrero de 2013, que registra a las personas de 16 años y más, y se basa en el último censo realizado en el país en el año 2012. El demógrafo explicó que, aunque los censos deben hacerse cada diez años, el próximo en la isla se ha retrasado hasta 2025 a causa de la crisis actual, como sucedió d el Periodo Especial. Pasaron veinte años para que se llevara finalmente a cabo el censo en 2012. Para contar la población de cero a 15 años, el investigador utilizó los datos del Anuario Estadístico de Cuba.

Albizu-Campos sitúa la actual estampida desde el primero de octubre de 2021, un momento cúspide en la oleada migratoria actual, donde se multiplicaron los números de encuentros de cubanos en la frontera entre México y Estados Unidos. El estudio, además, toma como referencia la cifra de 738.680 cubanos que entre octubre de 2021 y abril de 2024 llegaron a ese país tras recibir visa de inmigrante, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBPm, en sus siglas en inglés). “No quiere decir que antes no se estaban yendo personas”, dice Albizu-Campos. “Pero a partir del primero de octubre de 2021 empiezan a ser muy grandes los números en relación con lo que estaba ocurriendo”.

Desde 2021 a la fecha el éxodo migratorio cubano supera con creces la suma de los anteriores como El Mariel en 1980 (125.000), la Crisis de los Balseros en 1994 (34.500) y Boca de Camarioca en 1965 (unos 5.000). ¿Qué sucedió en 2021 que miles de cubanos comenzaron a salir en masa del país? Una acumulación de estragos y malas decisiones: una economía que ya había comenzado a mostrar sus agigantados pasos hacia el colapso desde 2019; el saldo de las sanciones económicas que llegaron con la administración de Donald Trump; medidas a nivel económico y político que hundieron mucho más al país; una pandemia que, como en el resto del mundo, obligó a cerrar las fronteras y afectó directamente un sector fundamental como el turismo; una disminución de la ayuda proveniente de países como Venezuela o México; la creciente falta de medicamentos y el colapso del sistema de salud. En general, un ambiente de inestabilidad y de fractura política que hizo que en 2021 también tuviera lugar la protesta ciudadana más grande de Cuba desde 1959. Esta situación no solo aceleró la salida de muchos, sino que demostró que no había esperanzas de nada mejor a corto plazo.

La emigración como alternativa es el único horizonte al que ahora mismo pueden apuntar muchos cubanos, que venden hasta sus casas para pagar un boleto sin retorno. Se trata de una emigración sostenida que solamente entre 2022 y 2023, según estima Albizu-Campos, alcanzó la cifra de 1,79 millones de personas que abandonaron el país.

La confirmación del descenso poblacional en Cuba ha generado no poco impacto. A varios días de que se difundiera la alarmante cifra, el Gobierno aseguró que, aunque se necesita un censo para precisar los números, “actualmente la población de Cuba es menor a 10 millones de habitantes y debe seguir decreciendo”. Hoy son las provincias de La Habana, Cienfuegos y Mayabeque donde se registra el mayor decrecimiento poblacional, un fenómeno que, reconoció el propio Gobierno, repercutirá en “planes, programas, proyectos de los ámbitos demográficos, económicos, sociales y ambientales”. Si los números se siguen comportando del mismo modo —junto a la suma de otros factores que influyen en el descenso— la población de Cuba podría situarse por debajo de los seis millones para el año 2100, según las proyecciones de un reciente informe de la ONU.

Los muchos destinos del emigrante cubano
En 2013, bajo el mandato de Raúl Castro, los cubanos no solo pudieron volver a hospedarse en un hotel o vender sus casas particulares, sino que se ampliaron sus posibilidades de salida al exterior. La reforma migratoria de ese año anuló las llamadas “tarjeta blanca” o “carta de invitación”, y los cubanos pudieron comenzar a viajar con su pasaporte y una aprobación de visado del país de destino. “Lo que está pasando ahora es que Cuba está produciendo un migrante a través de muchas puertas que salen por vía regular. Antes de la reforma migratoria de 2013, la emigración era muy controlada, cuando se rompen estas limitaciones súbitamente la población descubre que hay muchas puertas de salida”, dice Albizu-Campos.

En 2021, miles de cubanos se marcharon a Ecuador cuando el Gobierno de Rafael Correa eliminó el visado para ciudadanos de la isla. Así, el país sudamericano se convirtió en la vía de escape de muchos que luego siguen la ruta por Centroamérica hacia Estados Unidos. Hoy el corredor migratorio es a través de Nicaragua. Un informe de Diálogo Interamericano, un think tank basado en Estados Unidos, asegura que un promedio mensual de 50 vuelos chárter viajaron de La Habana a Managua entre enero y octubre de 2023, transportando unas 100.000 personas que luego emprendieron su travesía hacia el norte. Las últimas cifras del CBP hablan de 106.757 cubanos que hasta finales de junio de 2024 arribaron al país legalmente por alguna frontera. A tres meses de que termine el año fiscal (en septiembre), 180.925 cubanos han ingresado a EE UU por diferentes vías, como pueden ser visados, parole humanitario o llegadas irregulares a través de la frontera sur o navegando el Estrecho de la Florida.

Según la ONU, en estos momentos hay cubanos en 140 países de todo el mundo. Estados Unidos lidera la lista, seguido por España, Italia, México y Canadá. Albizu-Campos explica que, aunque EE UU es en muchos casos el destino final, es muy difícil llegar de manera directa y miles de cubanos eligen otros países como destinos primarios. Según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), más de 8.800 cubanos pidieron refugio en México desde enero a junio de este año. En 2023, unos 4.000 cubanos solicitaron ayuda al Gobierno de Uruguay, según el Ministerio de Desarrollo Social.

Por su parte, la administración Biden ha tomado una serie de medidas para desacelerar la migración irregular con la concesión de parole humanitario para cubanos desde el pasado año. Pero también impuesto medidas restrictivas en la concesión de asilo en la frontera y ha pactado con el Gobierno de Panamá para frenar los cruces por el tapón del Darién. Lo cierto es que los cubanos siguen encontrando vías de escape a la crisis actual del país.

Tan alarmante es la situación, que hace unos meses una funcionaria de La Habana reconoció públicamente que se trataba de la estampida más grande en el país. La subdirectora general para Estados Unidos de la cancillería cubana, Johana Tablada de la Torre, culpó en una conferencia de prensa a Washington del “incremento inédito del flujo migratorio actual” al que tildó de “desproporcionado”. “Es, en esencia, la ola migratoria más grande de la historia de Cuba”, dijo. En una reciente entrevista con AP, el primer coronel Mario Méndez Mayedo, jefe de la dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior aseguró que actualmente hay unos tres millones de cubanos en el exterior.

Las mujeres, a la cabeza de la estampida migratoria cubana
Pero la emigración no es el único indicador preocupante para los demógrafos en Cuba. Albizu-Campos advierte que además existe un “saldo negativo del crecimiento vegetativo” en un país donde en 2022 y 2023 hubo muchas más muertes que nacimientos. La propia Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) ha reconocido que se está produciendo un “envejecimiento demográfico acelerado”, del 22,3% del total de población, y admitió que “desde 1977 no ha vuelto a alcanzarse el nivel de reemplazo poblacional”. También aceptó que, además del saldo migratorio, hay una “tendencia al descenso” poblacional a causa de “la baja fecundidad, el balance negativo entre las tasas de natalidad y mortalidad”. El Gobierno estima que en 2024 el número de nacimientos estará por debajo de los 80.000, la cifra más baja desde 1959.

Según asegura Albizu-Campos, hay un ritmo en la disminución de los nacimientos que se ha mantenido en el tiempo desde el 2019 hasta hoy. “Hay una combinación entre el hecho de que la fecundidad está bajando y el número de madres que están pariendo”, dice. “La fecundidad en Cuba es resultante de un proceso que se llama transición de la fecundidad. Hubo cambios en el estatus femenino, sobre todo después del 1959, donde la mujer se convierte en pivote de los cambios y transformaciones que empiezan a ocurrir”, apunta.

Las mujeres también son las que más migran. Según los datos de la ONU, están saliendo del país 133 mujeres por cada 100 hombres, es decir el 56% de la migración es femenina. “Hay un patrón que dice que cuando la emigración es irregular, predominan los hombres. Cuando tú miras la crisis de los balseros en 1994, predominan los hombres. Lo que está pasando es que Cuba hoy está produciendo un migrante a través de muchas puertas de salidas por vía regular. Esta migración es más segura para las mujeres y hay muchas madres que se están yendo. Se van las mujeres en edades reproductivas y eso afecta el número de nacimientos”, asegura Albizu-Campos.

El demógrafo pone énfasis en que, si el 77% de las personas que están emigrando se encuentran entre los 15 y los 59 años, en Cuba “se está viendo el patrón de los abuelos solos con los niños solos”. Es un fenómeno al que él llama Peter Pan en reversa, en contraste con la llamada Operación Peter Pan del año 1959, cuando 14.000 niños llegaron a Estados Unidos enviados por sus padres bajo la promesa de reencontrarse luego, por el miedo a lo que podía venir con el triunfo de la Revolución. “Los padres jóvenes tienden a emigrar solos, porque van a seguir corredores migratorios complejo”, dice. “Antes las personas que querían emigrar enviaban primero a los hijos. Ahora es al revés, las personas emigran y dejan el niño atrás”, dijo el investigador.

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