El “nuevo frente popular” avanza en la carrera contrarreloj para mostrarse unido a 17 días de la primera vuelta de las elecciones legislativas anticipadas decididas por el presidente Emmanuel Macron tras el estrepitoso fracaso del oficialismo en los comicios europeos del pasado domingo.
Los distintos componentes de la izquierda francesa se han agrupado: al Partido Socialista, el Partido Comunista, Los Ecologistas y La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), se ha sumado el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), un partido de extrema izquierda.
El objetivo, presentar «candidaturas únicas en la primera vuelta» de las elecciones, prevista el 30 junio, antes del balotaje del 7 de julio.
Las principales cuatro corrientes ya se presentaron unidas en las legislativas de 2022 en la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), liderada entonces por el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, quien meses antes había quedado tercero en la elección presidencial. Pero esta alianza acabó rompiéndose por los desacuerdos entre su ala más socialdemócrata y la más radical.
Las elecciones europeas cambiaron el equilibrio de fuerzas, con un repunte del ala socialdemócrata: los socialistas quedaron en primer lugar con un 13,83% de votos, por delante de LFI (9,89%), de los ecologistas (5,5%) y de los comunistas (2,36%). Es con estos nuevos valores que se establecen las relaciones de fuerza dentro de la izquierda para ir juntas a las urnas.
Se espera que el «Frente Popular» presente 175 candidatos del PS a las elecciones legislativas, frente a 229 de LFI, 92 ecologistas y 50 comunistas.
Divergencias
Existen varias diferencias importantes entre socialdemócratas e izquierdistas radicales. El abandono de la energía nuclear, el apoyo a Ucrania y las relaciones con Rusia o la guerra en Gaza son algunos de los puntos que concentran los desacuerdos. A modo de ejemplo, la vocera del Partido Socialista Chloé Ridel aseguró el martes que pediría que LFI diga explícitamente que Hamás es un grupo terrorista, lo que hasta el momento se ha negado a hacer.
Otro punto de fricción, el nombre del eventual primer ministro en caso de una victoria de la coalición de izquierda. El líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, dice que no impondrá su candidatura pero que se siente “capaz” de ocupar el puesto. El PS no la descarta de plano, pero estima que es una persona muy divisiva.
Para muchos votantes socialistas del domingo, Mélenchon es un espantapájaros por encarna el «comunitarismo», la «teoría de la conspiración», «comentarios violentos» y el «apoyo a los regímenes autoritarios de China y Rusia». Algunos también han criticado lo que consideran comentarios antisemitas desde los atentados de Hamás del 7 de octubre.