LA NACION – El Banco Central (BCRA) abrió la semana con la mayor recompra de reservas de los últimos 50 días: se alzó con unos US$140 millones (40% del total levemente superior a los US$350 millones negociados hoy de contado por la plaza oficial).
Es un ingreso que le permite volver a exhibir un saldo de intervenciones positivo en unos US$35 millones en lo que va del año, aunque el “rojo” por intervenciones sobre el mercado todavía llega a los US$560 millones en lo que va del mes en curso.
Así, no sólo encadenó la octava rueda consecutiva con saldos a favor por su intervención (lapso en la que recuperó por esta vía algo más de US$280 millones para su escuálidas reservas netas), sino que además elevó al 33% el porcentaje de recuperación de lo que había sacrificado en las primeras ruedas del mes.
Todo lo logró, paradójicamente, al cabo de una jornada en la que volvió a ralentizar el ritmo de ajuste del tipo de cambio mayorista, al que dejó subir sólo hasta los $136,64 por unidad para la venta (había abierto la jornada ofrecido a $136,85), es decir, apenas $0,47 centavos arriba del cierre del viernes pasado, tal vez para reforzar su mensaje al mercado: “No se va a permitir un salto del tipo de cambio”.
“La suba de hoy del tipo de cambio mayorista es la más baja para un inicio de semana desde el 27 de junio”, hizo notar el operador y analista cambiario Gustavo Quintana, de PR Cambios, algo que -tomando en cuenta el alza del 0,8% que se anota esa moneda a nivel global, según marca el Dollar-Index al escalar hasta los $109,2 en la jornada- golpeará aún más la ya muy afectada competitividad del peso.
“Buena parte de la oferta fue absorbida por la entidad monetaria, que culminó el día comprando el 40 % de lo operado (unos US$140 millones), continuando con su racha compradora y siendo la mayor compra desde fines de junio, aprovechando que el volumen operado creció 48% respecto al del viernes”, apuntó Sebastián Centurión, de ABC Cambios.
Desde el BCRA admiten que la compra oficial pudo darse por tratarse de una jornada en la que hubo una demanda muy baja para atender pago de importaciones de de energía y en la que se registró una mejora en la oferta privada de divisas. “Hubo mucha demanda de pymes y mucha liquidación, pero también poca demanda de energía”, dijeron a LA NACION desde la entidad.
La situación de las reservas se sigue muy de cerca en el mercado por razones obvias: el BCRA estaba rascando el fondo de olla hace 10 días, cuando su tenencia de reservas netas habría perforado el piso de los US$1000 millones pasado miércoles 10, encendiendo todas las alarmas.
No casualmente desde entonces el BCRA se preocupó por cerrar cada rueda con un saldo de intervenciones positivo, por mínimo que fuera, como el US$1 millón con que se alzara el viernes 12 del corriente. Esto quiere decir que intenta calzar la demanda privada de divisas con el nivel que muestre en cada rueda la oferta.
“La atención del mercado sigue concentrada en la capacidad de lograr avances concretos y con resultados a corto plazo desde el frente fiscal y desde la acumulación de reservas a través de medidas que no resulten aisladas, sino que formen parte de un plan integral de estabilización, dado que hacia allí se concentran las principales preocupaciones”, coincide el analista financiero Gustavo Ber.
Pesce defendió la “bola de Leliq”
Todo sucedió en una jornada en la que el presidente del BCRA, Miguel Pesce, publicó una columna de opinión (titulada: “Las Leliq ahora respaldan el ahorro de las empresas y familias argentinas”) en la que defendió el notable y persistente aumento que tuvo la deuda que esta entidad contrajo en pasivos remunerados (Leliq y pases pasivos), es decir, los instrumentos con que quita de circulación el excedente de pesos que emitió sin que hubiera la contraparte de una demanda.
Precisamente ese crecimiento es el que había sido muy criticado en campaña por el hoy presidente Alberto Fernández, al calificarla de “usura” y prometer que redireccionaría ese gasto a “aumentar las jubilaciones”.
En concreto Pesce, rechazó las críticas que generan los progresivos récords de la “bola de Leliq”, afirmando que los montos esterilizados son menores a los que existían en 2018 en relación al tamaño de la economía, además de valorar que la contraparte de ese deuda sean los bancos y no inversores comunes.