El Bitcoin (BTC) cayó en la tarde del lunes hasta 30.339 dólares en Nueva York (-11 por ciento), un valor mínimo de negociación para la criptomoneda más conocida en el último año y medio, y acumula un retroceso del 55 por ciento desde su máximo en noviembre.
Asimismo, otras de las principales criptomonedas registraron descensos aún más profundos como Ehter (-11 por ciento), Solana (-14 por ciento) y Avalanch (-18 por ciento), entre otros.
Desde el 28 de enero de 2021 solo hubo siete jornadas en las que Bitcoin se negoció por debajo de los 31.000 dólares: este lunes fue una de ellas.
La fuga global de inversiones más riesgosas ante la suba de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) está siendo particularmente difícil para las criptomonedas, que perdieron casi US$ 750.000 millones en capitalización de mercado en las últimas seis semanas (-35 por ciento) y US$ 1,6 billones desde noviembre (-55 por ciento), cuando había alcanzado su récord de capitalización de 3 billones de dólares.
«Estamos viendo un colapso en cámara lenta, en parte porque principalmente han sido los tenedores largos vendiendo en lugar de liquidaciones apalancadas», dijo Josh Lim, jefe de derivados de la corredora Genesis Global Trading, a Bloomberg. Por su parte, Michael Novogratz, inversionista en criptomonedas que lidera Galaxy Digital Holdings Ltd., advirtió que espera que las cosas empeoren antes de mejorar.
Ante este panorama, El Salvador -que por iniciativa del l presidente Nayib Bukele, se convirtió en septiembre en el primer país en establecer el bitcoin como moneda legal en curso, a la par del dólar estadounidense- afronta dificultades en su calificación crediticia, la cual se utiliza, en gran medida, para que el mercado defina el riesgo de incumplimiento de deuda.
Una baja calificación se traduce en intereses más altos que el Gobierno tiene que pagar a acreedores. También una calificación considerada “basura”, como es el caso de El Salvador, le impide al país su acceso a los mercados globales para emitir más deuda.
A esto se suma el debilitamiento de las instituciones y la concentración de poder en la presidencia que han aumentado la imprevisibilidad de las políticas.
En resumen, la caída del bitcoin de este lunes implica para El Salvador mayores riesgos financieros derivados de una mayor dependencia de la deuda a corto plazo, un pago de 800 millones de dólares con vencimiento en enero de 2023, un déficit fiscal aún alto, la incertidumbre en torno a la financiación multilateral adicional y el incremento en los costos de financiamiento externo.
De acuerdo a los especialistas, se espera que la deuda alcance el 86,9 por ciento del producto interno bruto (PIB) este año “lo que aumenta las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda a medio plazo”.
A modo de anticipación, el 29 de abril, la administración de Bukele anunció su intención de reformar el sistema de pensiones, sin entrar en detalles de cuánto espera recaudar en impuestos para fortalecer las finanzas públicas.