Las autoridades chinas niegan las sospechas de «sobreproducción industrial» que llevaron a la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, a realizar varias reuniones de alto nivel este fin de semana con autoridades del gigante asiático. El viceministro de Finanzas de China, Lao Min, dijo en una rueda de prensa al final del viaje de Yellen que «hay acuerdos sobre el exceso de capacidad» pero reiteró que ese «exceso» son las consecuencias «del mecanismo de mercado que está desempeñando su papel».
El funcionario del país asiático reiteró que el equilibrio entre la oferta y la demanda «es relativo», mientras que los desequilibrios «suelen ser lo normal». De hecho, aseguró que estos desajustes ocurren en cualquier economía de mercado «y han ocurrido en muchos países occidentales, incluido Estados Unidos», recordó el dirigente chino. En definitiva, el viceministro reiteró que esas irregularidades deberían resolverse «a través de mecanismos de mercado».
Lao apeló a las ventajas competitivas de la industria ‘verde’ china gracias a su enorme entramado industrial con gran disponibilidad de mano de obra, aderezado con una enorme inversión en I+D que realizaron las empresas del país.
Lo cierto es que China se está volviendo tremendamente competitiva frente a sus rivales de Occidente. Con el vehículo eléctrico consiguieron desplazar a Japón como principal exportador del mundo, también superaron a Estados Unidos en instalación de paneles solares y se están poniendo al día en lo que se refiere a microchips.
Aún así, según un artículo publicado por Bloomberg, el exceso de capacidad industrial de China se debe más a la energía solar y las baterías que a los vehículos eléctricos. En el caso de estos últimos aseguran que «el problema para las economías avanzadas parece ser más que las empresas chinas sean más eficientes en lugar de estar cargadas de un exceso de capacidad».
A pesar de todo, Yellen le trasladó a las autoridades chinas que se esforzasen por mejorar su demanda interna, mermada tras los cierres de la pandemia, y amenazó en su momento con introducir medidas proteccionistas a productos industriales chinos si no corrigen su exceso de capacidad. Aunque el subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales, Jay Shambaugh, aseguró que es importante que desde Pekín entiendan que esto no se trata de «una serie de medidas antichinas».
Pero para Min la imposición de medidas proteccionistas a los productos chinos «no ayudarán a resolver el problema de capacidad» y, en ese sentido, reiteró que China «se opone firmemente» a ese tipo de medidas ya que, para él, imponer este tipo de aranceles va a frenar la capacidad de los países de poder hacer frente al cambio climático.
Con tal motivo, desde Pekín ya confirmaron que van a seguir trabajando para hacer que sus coches eléctricos puedan competir en el extranjero, alineando sus estándares nacionales a otros países y fortalecer los sistemas de transporte.
En este sentido, Yellen reiteró en una rueda de prensa este lunes que es «fundamental» que Pekín redirija su estrategia de crecimiento económico. La secretaria del Tesoro aseguró que los desequilibrios económicos de China y los «enormes» subsidios a ciertos sectores «generarán riesgos significativos para los trabajadores y las empresas en Estados Unidos y el resto del mundo».
Sin avances claros y concretos
Esta visita de Yellen no concluyó con ningún tipo de acuerdo específico para reducir las tensiones bilaterales entre ambas potencias en materias como el comercio o la industria y esto lleva a que «no hay razón para pensar que la próxima visita del secretario de Estado, Tony Blinken, a China producirá mucho más», aseguró el politólogo Minxin Pei en un artículo de opinión para Bloomberg.
Los datos tampoco están de la parte de Yellen. La tecnología limpia como los paneles solares o los vehículos eléctricos o las baterías de litio representan una proporción muy pequeña de las exportaciones de China, apenas llegaron al 6% el año pasado. China ingresó menos por vender vehículos eléctricos que por exportaciones de muebles, juguetes o maletas. Ninguno de estos productos se acerca a sus mayores exportaciones que son telefonía móvil y ordenadores.
Sanciones por ayudar a Rusia
Los cuatro días de conversaciones también acabaron con otra advertencia de la secretaria de Estado a las autoridades chinas: «Hice hincapié en que las empresas, incluidas las de la República Popular China, no deben proporcionar apoyo material a la guerra de Rusia, y que se enfrentarán a consecuencias significativas si lo hacen».
Yellen fue clara y amenazó con imponer «sanciones de Estados Unidos» a las entidades bancarias que faciliten transacciones «que canalicen bienes militares o de doble uso» a la base industrial de defensa de Rusia.
La dirigente estadounidense afirmó en una entrevista a la CNBC que China y Rusia están realizando mucho comercio y gran parte no es «problemático» pero «cualquier cosa que implique ayudar al ejército ruso en su brutal guerra contra Ucrania es inaceptable para nosotros y tenemos la capacidad de sancionarlo», dijo.
Las maniobras que pueden hacer desde Estados Unidos en este sentido es la capacidad de cortar, desde el Tesoro, su acceso a dólares estadounidenses, una amenaza muy grande para cualquier banco que opere a nivel internacional.