El partido que solía defender firmemente a las fuerzas del orden ha modificado drásticamente el rumbo, azuzando la oposición al FBI y aprovechando agravios políticos y conspiraciones de extrema derecha que alimentaron el letal ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio federal.
Todo forma parte de la estrategia republicana en un año electoral para sacar partido de la indignación de los votantes por el allanamiento sin precedentes, que fue puesta en movimiento rápida e inequívocamente en una cena de filetes y ostiones que Trump ofreció para una docena de republicanos en su club privado Bedminster al día siguiente del operativo del FBI.
Un republicano en la mesa, el representante Troy Nehls, un exjefe policial, indicó que le dijo al expresidente “fuerte y claro” que es hora de que él se proteja a sí mismo políticamente declarando el inicio de su campaña por la presidencia en 2024.
“Señor presidente, le dije, el pueblo estadounidense, sus simpatizantes, están preocupados por este Departamento de Justicia corrupto y el FBI”.
“Si yo fuera usted señor, anunciaría que está postulándose a la presidencia”, recordó Nehls que le dijo a Trump. “Quítele esa duda, quítele esa ansiedad a la gente que quiere que usted sea nuestro 47mo presidente”.
La creciente retórica llega en medio de duras advertencias de violencia contra elementos policiales, lo cual incluye el que la policía de Ohio haya baleado el jueves a un hombre armado vestido con un chaleco antibalas que intentó meterse a la oficina del FBI en Cincinnati y se enfrascó en un enfrentamiento de horas con agentes policiales. La víspera, el director del FBI, Christopher Wray, había dicho que las amenazas a agentes y el Departamento de Justicia eran “deplorables”.
El FBI le ha advertido a sus elementos que tomen precauciones, citando un incremento en las amenazas en redes sociales a personal e instalaciones de esa agencia. En algunos casos extremos, legisladores republicanos están exigiendo que el FBI sea desmantelado y se le retire el financiamiento.