El Banco de España pone en duda el avance de España por la senda fiscal acordada con Bruselas. En sus últimas proyecciones -publicadas este martes- el organismo alerta del aumento extraordinario del consumo público en 2023 hasta rozar el 4%, mayor -incluso- al realizado en 2020 y 2021, los años en los que el estallido de la pandemia demandó mayor esfuerzo por parte del Estado, y muy superior al realizado en el mismo periodo por la Comisión Europea. «Sorprendió el elevado dinamismo que presentó el consumo público; un vigor que habría propiciado que esta partida aumentase un 3,8% en el conjunto de 2023, una tasa superior a las observadas en 2020 y 2021durante el período de mayor incidencia de la crisis sanitaria», explica el documento, que desvela que este repunte ha contribuído a un aumento del gasto público total del 7,5%, muy superior al registrado en los dos años anteriores. Esto -aseguran- supondrá una presión adicional sobre las cuentas públicas, en un momento en el que las instituciones europeas exigen un ajuste.
A ello, se une el efecto que causará la prórroga escalonada de las medidas anticrisis decretadas el pasado diciembre sobre el objetivo de déficit. En concreto, los de Hernández de Cos vaticinan que su extensión sumará dos décimas al desajuste de 2024. Así la entidad descarta que España cumpla con el Ejecutivo comunitario, que exige que la cifra baje del 3%. El informe calcula un déficit al 3,5% este año, un nivel que no conseguirá rebajar en los dos años posteriores; para lograrlo -apunta la institución- el Gobierno debería recortar el gasto a la mitad. «No es por culpa de los ingresos, que están creciendo a tasas elevadas; sino por el dinamismo del gasto, incrementado por el consumo público, por el gasto en prestaciones y más en concreto por el gasto en pensiones», ha asegurado Ángel Gavilán, director general de Economía. Moncloa tampoco logrará controlar el incremento de la deuda pública. El Banco de España prevé que cerrará el año en el 106,5%, para comenzar a repuntar al 107,2% en 2025, y al 108,4% en 2026.
Ralentización del PIB en el primer trimestre
Al margen, se sitúa el estado de la actividad del PIB previsto para los próximos años. La debilidad del consumo privado y de la inversión empresarial harán mella en el avance de la economía española durante el tramo inicial de este 2024. El Banco de España prevé una ralentización del PIB en el primer trimestre del año, cuando calcula un crecimiento al 0,4%, dos décimas por debajo de estimado por la Contabilidad Nacional avanzado por el INE. No obstante, el organismo gobernado por Pablo Hernández de Cos revisa al alza su pronóstico para el conjunto del año. Vaticina un incremento del PIB al 1,9%, tres décimas por encima de la pasada proyección realizada en diciembre, gracias al efecto arrastre generado por un final de 2023 mejor de lo esperado, pero sobre todo al incremento del consumo público.
El traspié del primer trimestre quedará ahí. El viento de cola volverá a soplar a favor de la economía a partir de abril, cuando el regulador estima que el final del endurecimiento de la política monetaria comience a trasladarse a la actividad. No será el único factor. El BdE señala a la recuperación de la economía europea y al mayor despliegue de los fondos europeos, como otros de los componentes determinantes que devolverán el buen tono al PIB. Aun así, existen riesgos. El documento difundido este martes advierte del impacto negativo que provocarán las tensiones geopolíticas que continúan tanto en Ucrania, como en Oriente Próximo. El cuadro de previsiones del organismo calcula que el avance del PIB se mantendrá en el 1,9% en 2025, para descender al 1,7% en 2026.
Superado el tropiezo inicial, los de Hernández de Cos confían en una recuperación del consumo privado y de la inversión empresarial. Es más, el Banco de España señala a éstos, como los principales motores de la actividad a partir de la segunda mitad de 2024. «El avance del consumo de los hogares se verá favorecido en los próximos trimestres por el aumento de la población, un incremento de las rentas reales que conllevará la moderación de las tasas de inflación, el dinamismo de la creación de empleo y las subidas salariales que se proyectan», afirma el informe. Lo mismo ocurrirá con la formación bruta de capital fijo, de la que estiman un incremento soportado por el final de la escalada de los tipos de interés y el efecto del despliegue de los proyectos vinculados a los Next Generation, que alcanzarán su velocidad de crucero entre 2024 y 2026. «En todo caso, la inversión seguirá siendo el componente de la demanda que muestre una recuperación más tardía de los niveles prepandemia», aclara el BdE. No todo el viento soplará a favor. El documento del regulador anticipa que la demanda exterior tendrá una aportación «prácticamente nula», a pesar de la vuelta del buen tono a la economía comunitaria y global.
La inflación caerá más de lo esperado
Los próximos meses traerán sosiego a los precios. El banco central constata que la inflación encarará este año una senda descendente que dejará el IPC en el 2,7% en 2024, en el 1,9% en 2025, y en el 1,7% en 2026. La proyección es mucho más optimista a la difundida por el organismo el pasado mes de diciembre. El informe de pronósticos anticipa una caída escalonada del precio de los alimentos apoyada por la extensión de la rebaja del IVA de la cesta básica de la compra hasta junio de 2024, y la menor presión del coste de la energía y los fertilizantes.
La calma llegará también a la subyacente. El documento prevé su desaceleración gradual hasta el 2,2% este año, y por debajo del 2% en 2025 y 2026, como resultado del final del endurecimiento monetario por parte del BCE, y la caída de los precios industriales. Tras el recorte de la inflación subyacente, también se encuentra la mano del Gobierno. El organismo recuerda que la extensión de la gratuidad del transporte público a todo 2024, que el Ejecutivo decretó en diciembre, «presionará a la baja la tasa», pero ejercerá un efecto ‘rebote’ en 2025, una vez que los descuentos expiren.
El Banco de España descarta efectos de segunda ronda durante los próximos meses. Espera incrementos salariales de entorno al 3% hasta 2026; no obstante, anticipa alzas mayores a las pactadas este 2024, «fundamentalmente como consecuencia de una deriva salarial ligeramente positiva», afirma.
El desempleo no caerá del 11%
Los expertos de la institución revisan al alza sus previsiones sobre la creación de empleo a lo largo del año, después del tirón que la afiliación mostró en la recta final del 2023. Sin embargo, anticipan un estancamiento a partir de 2025, al igual que la productividad.
Con esto, La tasa de paro -anticipan- «continuará reduciéndose en los próximos años». El cuadro de proyecciones calcula un desempleo del 11,6% en 2024, del 11,5% el año que viene y del 11,3% en 2026. Los datos contrastan con las previsiones que el Gobierno incluyó en la actualización del Programa de Estabilidad acordado con Bruselas. En el documento, Moncloa promete que el paro caerá por debajo del 10% en 2026.