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viernes, julio 26, 2024

El BCE mantiene los tipos en el 4.5% y advierte que “no puede bajar la guardia”

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El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo este jueves los tipos de interés en el 4.5% y enfrió las expectativas de los mercados al asegurar que “no puede bajar la guardia”, al tiempo que redujo sus previsiones de crecimiento e inflación.

El Consejo de Gobierno del organismo, que se ha reunido en Fráncfort por última vez durante 2023, ha decidido también dejar sin cambios la facilidad de crédito -la que presta a los bancos a un día- en el 4.75% y la facilidad de depósito -que remunera el exceso de reservas a un día- en el 4%.

Los tipos de interés, por lo tanto, terminarán el año en su nivel más alto desde 2001, después de que la entidad monetaria decidiera congelarlos el pasado octubre tras diez subidas consecutivas, en un contexto de contracción de la economía y de reducción de la inflación hasta el 2.4% en noviembre.

Pese a cumplir con las expectativas, la presidente del BCE, Christine Lagarde, intentó en la rueda de prensa posterior disuadir de posibles bajadas, al asegurar que el Consejo no ha abordado un recorte y recalcar que, en todo caso, no pueden “bajar la guardia” ahora mismo.

Aunque “nadie” quiere mantener los tipos en los niveles actuales durante “demasiado tiempo”, Lagarde afirmó que creen que “aún hay trabajo que hacer y eso puede significar mantener” los tipos “durante un periodo suficientemente largo”.

Unas palabras que parecen haber llegado a los mercados ya que, después de la rueda de prensa, el euro se ha revalorizado y ya se cambia a US$1.1, mientras que las bolsas europeas han perdido fuelle y han reducido sus ganancias respecto al mediodía.

El Ibex 35 se desinfló al final de una jornada en la que llegó a subir un 1.3%, para cerrar en el 0.75%. Una tendencia que también ha seguido el Euro Stoxx 50 (+0.2%) y los selectivos de París (+0.59%), Milán (+0.21%) y Fráncfort (-0.06%).

Mejora las previsiones de inflación

Lagarde ha considerado que este nivel de tipos contribuirá a su objetivo de conducir la inflación hacia el 2% a medio plazo, después de que este indicador haya descendido en los últimos meses, aunque es posible que “vuelva a repuntar temporalmente a corto plazo”.

“Probablemente seamos un poco severos con nosotros mismos”, ha afirmado Lagarde, antes de añadir que mirarán “con mucho cuidado” al final de 2025.

El BCE ha rebajado sus perspectivas de inflación, hasta el 5.4% en 2023 y 2.7% en 2024, dos y cinco décimas menos que en sus anteriores estimaciones, para después moderarse hasta el 2.1% en 2025 y 1.9% en 2026.

Los economistas del organismo también han mejorado las perspectivas de inflación subyacente -que no tiene en cuenta la energía y los alimentos frescos por ser los elementos más volátiles-, hasta situarla en el 5% en 2023 (una décima menos), el 2.7% en 2024 (dos décimas menos), el 2.3% en 2025 (una décima menos) y el 2.1% en 2026.

Revisa a la baja el crecimiento

Menos positivas han sido las previsiones de crecimiento económico para la eurozona, ya que el organismo las ha rebajado hasta el 0.6% en 2023, una décima menos que en su estimación de septiembre, y al 0.8% en 2024, dos décimas menos, reflejo de que la política monetaria ha impactado en la demanda.

La presidente de la institución explicó que la política monetaria puesta en marcha por el BCE ha debilitado la demanda y seguirá pesando sobre la actividad económica a corto plazo, sobre todo en la construcción y la industria, “los dos sectores más afectados por las altas tasas de intereses”.

A pesar de ello, la economía se recuperará gracias al aumento de los ingresos -derivado de mayores salarios y menor inflación- con un repunte del 0.6% en 2023, el 0.8% en 2024 y el 1.5% en 2025 y 2026.

Reducción del balance

El BCE prevé reducir a partir del segundo semestre de 2024 la cartera del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) en €7,500 millones mensuales de media con el objetivo de poner fin a estas reinversiones a finales del próximo año.

A este respecto, Lagarde aseguró que es “comprensible” la reducción de su balance, pero ha desvinculado esta medida de su política de tipos: “Los tipos son nuestra herramienta principal y vamos a utilizarla independientemente de lo que ocurra con el PEPP porque esto, como he dicho, está en un segundo plano”.

Además, ha pedido a los Gobiernos que retiren las “injustificadas” ayudas energéticas ya que, si no, será necesaria “una política monetaria aún más restrictiva”.

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