Los datos oficiales de empleo de EEUU siguen arrojando una fortaleza que choca contra todo y contra todos, especialmente contra una Reserva Federal que no acaba de encontrar el momento para empezar a bajar los tipos de interés. Según ha publicado este viernes la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo, en marzo se crearon 303.000 nuevas nóminas no agrícolas frente a las 200.000 esperadas. Lejos de las grandes revisiones de otras ocasiones, el dato de febrero se ha revisado en 5.000 a la baja hasta 275.000. Además, el dato de enero, que fue un auténtico boom (más de 350.000 puestos) y se revisó con fuerza (-124.000) en enero, se vuelve a corregir al alza en 27.000 nóminas hasta las 256.000. En total, el número de puestos de enero y febrero se ha revisado en esta ocasión en 22.000 al alza. Aunque el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dicho que unos datos de empleo tan sólidos como estos no afectarán el calendario de bajadas de tipos si la inflación no se descontrola, el efecto que siempre causa el dato de nóminas en los mercados complica que el mensaje cale.
El tradicional impacto que causa el dato de nóminas en Wall Street se ha vuelto a percibir enseguida, con los operadores pasando a dar menos de un 60% de posibilidades a un primer recorte de tipos de la Fed en junio frente a más del 65% descontado este jueves. Asimismo, las apuestas sobre el recorte total en 2024 descuentan algo más de 60 puntos básicos frente a los 75 (tres recortes de 25 puntos básicos) telegrafiados por los miembros de la Fed en sus últimas proyecciones trimestrales.
El resto del informe fue igual de sólido que la cifra principal de nóminas, con un aumento de casi 500.000 en la encuesta de empleo de los hogares (las nóminas se extraen de una encuesta a las empresas) que hizo retroceder la tasa de desempleo del 3,9% al 3,8%. En marzo, los ingresos medios subieron un 0,3% intermensual, tal y como se esperaba, frente al 0,2% (revisado en una décima al alza) del mes anterior. En tasa interanual, el avance es del 4,1% frente al 4,3% previo. Aunque la métrica se debilita, aún se mantiene muy por encima del 3,5% que la Fed estima que puede ayudar a conducir al objetivo de inflación del 2%. lA cifra es significativamente menor que hace dos años (5,9%), pero mayor que antes de la pandemia (el promedio anual de 2019 fue de un 3,3%).La media de horas semanales trabajadas volvió a subir, de 34,3 a 34,4.
El aumento de las nóminas no agrícolas siguió siendo un poco desigual, ya que el empleo público aumentó en 71.000 puestos y el de asistencia sanitaria y social en 81.000. El aumento de 39.000 puestos en el sector de la construcción sugiere que el invierno templado y poco estacional también ha dado un impulso temporal al empleo. El aumento de 39.000 puestos de trabajo en el sector de la construcción sugiere que el invierno, inusualmente suave, también ha dado un impulso temporal al empleo. El aumento de 49.000 puestos de trabajo en el sector del ocio y la hostelería también podría estar relacionado con las condiciones meteorológicas, pero aun así fue suficiente para que el empleo en ese sector volviera por fin a su nivel anterior a la pandemia.
«Se ha insistido mucho en la brecha que se había abierto recientemente entre la medición del empleo en las nóminas y en los hogares, pero esta última aumentó en 498.000 el mes pasado, con un aumento de la población activa de 469.000 personas y un repunte de la tasa de participación hasta un máximo de cinco meses del 62,7, desde el 62,5 anterior. Si añadimos el sólido aumento de los ingresos y el repunte de la media de horas semanales trabajadas hasta 34,4, desde 34,4, incluso los más pesimistas tendrán dificultades para encontrar algo que no les guste de este informe de empleo», explica Paul Ashworth, analista de Capital Economics.
Algunos sí siguen encontrando puntos negativos, como los analistas de Bloomberg Economics: «Los detalles no fueron todos buenos, ya que la contratación se concentró en sectores acíclicos y el desempleo aumentó en algunas partes de la economía. La duración del desempleo aumentó en marzo, reflejando un desajuste de cualificaciones que no puede arreglar ni siquiera una Reserva Federal paciente. Aquellos con cualificaciones muy demandadas -especialmente en industrias acíclicas, o industrias que se benefician del gasto de los hogares más ricos- siguen encontrando trabajo, pero otros pueden quedarse atrás».
«La encuesta de hogares muestra que el empleo a tiempo completo cayó por cuarto mes consecutivo (hasta 132,94 millones), lo que nos deja en el nivel más bajo de empleo a tiempo completo desde enero de 2023, mientras que el empleo a tiempo parcial aumentó hasta un máximo histórico de 28,632 millones. Una vez más, esto sugiere que los detalles pintan un panorama ligeramente más débil de lo que sugieren los titulares por sí solos», apunta también James Knightley, de ING. El economista destaca igualmente que los principales motores de la creación de empleo han sido los sectores peor pagados que la media, que son más propensos a los trabajos a tiempo parcial y posiblemente menos seguros. «Para que la economía estadounidense sea fuerte y dinámica, me gustaría que la tecnología a tiempo completo, los servicios empresariales, el transporte y la logística, la industria manufacturera y la construcción aportaran mucho más del 25% de los puestos de trabajo», agrega.
Pero la fotografía que deja el informe, sobre todo de cara a dirimir la venidera política monetaria, es de robustez. «El espectacular aumento de 303.000 nóminas no agrícolas en marzo respalda la postura de la Reserva Federal de que la resistencia de la economía le permite tomarse su tiempo con los recortes de tipos, que ahora podrían no comenzar hasta la segunda mitad de este año», añade Ashworth. Esto alimenta la comidilla que ya circula por Wall Street de que la Fed podría verse imposibilitada para bajar los tipos este año. Una posibilidad que el presidente del Banco de la Reserva Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, ha expuesto abiertamente en las últimas horas. El centro de atención será ahora el Índice de Precios al Consumo (IPC) de marzo, que se publica la próxima semana. Desde ING, son rotundos: con lecturas de nóminas por encima de 200.000 y un IPC subyacente (ni alimentos ni energía) encasquillado en el 0,3% intermensual, «la ventana para el recorte de tipos seguirá cerrada». Solo un dato de nóminas por debajo de 150.000 alteraría el cuadro, defienden.
«Powell señala periódicamente que el desequilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado laboral se está reduciendo gradualmente, lo que reduce el riesgo de inflación. Sin embargo, las nuevas cifras no respaldan realmente esta teoría, ya que el crecimiento del empleo ha vuelto a aumentar desde el otoño de 2023. Esto indica que la economía sigue siendo muy sólida. Por lo tanto, no hay necesidad de apresurarse a recortar los tipos de interés», argumentan Christoph Balz y Bernd Weidensteiner, economistas del banco alemán Commerzbank.
«El mercado laboral estadounidense sigue tendiendo a sorprender al alza. Yo sugeriría que esto se debe a que los economistas no están formando expectativas adaptativas, sino expectativas racionales. En otras palabras, esperan que la economía estadounidense se ralentice bruscamente en algún momento como consecuencia de las subidas de tipos, y que entonces las nóminas sorprendan a la baja. Pero como el momento es difícil de predecir, la mediana de las previsiones está por debajo de los valores reales. Hasta que un día la tendencia se invierta», aclara Michael Pfister, estratega también de Commerzbank.
Con todo, las constantes revisiones de datos y las divergencias con otros indicadores laborales han incrementado el celo respecto a las cifras oficiales de empleo, llegándose a alertar del riesgo de que influyan en el camino de la Reserva Federal datos poco certeros. «Desde mediados del año pasado, EEUU ha creado (sin incluir marzo) casi 1,6 millones de puestos de trabajo y también ha perdido casi 0,25 millones de empleos, dependiendo de qué parte del informe de empleo se lea. Los mercados laborales están cambiando: el trabajo flexible, la evolución de sectores como el comercio minorista en línea, nuevos empleos como el de las personas influyentes en las redes sociales, el auge y la decadencia de los cambios de empleo, las actividades paralelas y el aumento del trabajo por cuenta propia, la automatización, el voluntariado, la jubilación anticipada y los movimientos demográficos. Los datos no reflejan adecuadamente estos cambios», apunta Paul Donovan, economista jefe en UBS.
«En lugar de obsesionarse con las señales de los datos de empleo, sería mejor centrarse en las consecuencias. El mercado laboral estadounidense no está generando miedo al desempleo, algo importante ya que es una de las pocas cosas que podría quebrar el hedonismo del consumidor estadounidense. Sin embargo, el crecimiento de los salarios reales sigue siendo modesto y el de los nominales se está ralentizando. Esto sugiere que el mercado laboral apoya un aterrizaje suave con una inflación moderada», completa Donovan.
Datos para todos los gustos
Esta semana se han publicado un par de datos que apuntan a un posible cambio de tendencia en la fuerte actividad estadounidense. El índice ISM de servicios bajó más de lo esperado, pero interesó sobre todo el componente de «precios pagados», que se ralentizó significativamente hasta mínimos de cuatro años. Asimismo, la NFIB ha informado de que sólo el 11% de las pequeñas empresas prevé crear empleo en los próximos tres meses, el porcentaje más bajo desde mayo de 2020. «Las pequeñas empresas representan aproximadamente la mitad del total de puestos de trabajo de EEUU y el indicador de contratación ha demostrado tener mejor poder predictivo (con un retraso de tres meses) de las nóminas oficiales que otras series en el último año y medio. En la actualidad, las encuestas NFIB e ISM de marzo -tanto de servicios como de manufacturas- sugieren que podríamos ver lecturas de nóminas por debajo de 50.000 en junio», señala Francesco Pesole, analista de ING.
Pero el resto de datos macro conocidos últimamente dejan la habitual imagen fragmentada. El paro semanal ha tocado máximos de los últimos meses, pero sigue en niveles históricamente muy bajos (ligeramente por encima de las 200.000 nuevas peticiones iniciales de subsidio por desempleo a la semana). Antes de la publicación, el informe Challenger de marzo también mostró otro repunte de los despidos anunciados. La mayor parte de los despidos se produjeron en empresas tecnológicas, y el motivo más frecuente fue la «reducción de costes». La tradicional encuesta de nóminas no agrícolas del sector privado de la empresa ADP mostró esta semana un repunte hasta las 184.000 en marzo frente a las 148.000 esperadas y las 155.000 en febrero (revisadas desde 140.000).
Las vacantes de empleo, por su parte, han seguido con su descenso, pero muy progresivo, según los datos de la encuesta JOLTS publicados esta semana y relativos a febrero. Las ofertas de empleo aumentaron a 8,756 millones desde una cifra revisada a la baja de 8,748 millones en enero (inicialmente reportada como 8,863 millones). Esto es ligeramente más alto que la cifra esperada de 8,73 millones, pero es en general consistente con la tendencia moderadora observada en los datos publicados por el sitio web de empleo Indeed sobre las vacantes. «Esto significa que la relación entre las vacantes de empleo y el número de personas desempleadas ha caído a 1,355 desde más de 2 en marzo de 2022, lo que sugiere que el mercado laboral está avanzando hacia un mejor equilibrio, aunque claramente sigue siendo más ajustado que en el período anterior a la pandemia», explican desde ING.