BBC News, Rusia – Es habitual que el principal programa de noticias de la televisión estatal rusa proclame los éxitos del Kremlin cada semana.
Pero la edición del domingo abrió con una rara admisión.
«En el frente de la operación especial [en Ucrania], esta ha sido la semana más difícil hasta ahora», dijo el presentador Dmitry Kiselev.
«Fue particularmente difícil a lo largo del frente de Járkiv, donde luego de un ataque de las fuerzas enemigas que superaban en número a las nuestras, las tropas [rusas] se vieron obligadas a abandonar las ciudades que habían liberado previamente».
Moscú había ocupado dichas áreas hace meses, pero después de una contraofensiva relámpago del ejército ucraniano, las fuerzas rusas han perdido un territorio considerable en el noreste de Ucrania.
Aún así, los medios estatales rusos intentan poner la mejor cara ante lo sucedido. Oficialmente, lo que ocurrió en la región de Járkiv no es llamado una «retirada».
«El Ministerio de Defensa ruso desestimó los rumores de que las tropas rusas huyeron en desgracia de Balakliya, Kupiansk e Izyum», afirmó la última edición del periódico del gobierno Rossiyskaya Gazeta. «No huyeron. Este fue un reagrupamiento planeado previamente».
En el tabloide Moskovsky Komsomolets, un analista militar tuvo una opinión diferente: «Ya está claro que subestimamos al enemigo. [Las fuerzas rusas] tardaron demasiado en reaccionar y se produjo el colapso… Como resultado, sufrimos una derrota y tratamos de minimizar la pérdida al retirar nuestras tropas para que no estuvieran rodeadas».
La posición de Putin
Esta «derrota» ha desatado la ira en los canales de redes sociales prorrusos y entre los blogueros rusos «patrióticos», que han acusado a sus militares de cometer errores.
Lo mismo ha hecho el poderoso líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov.
«Si hoy o mañana no se hacen cambios en la estrategia», advirtió Kadyrov, «me veré obligado a hablar con los líderes del Ministerio de Defensa y los líderes del país para explicarles la situación real sobre el terreno. Es una situación muy interesante. Es asombroso».
Han pasado más de seis meses desde que Vladimir Putin ordenó una invasión a gran escala en Ucrania.
En los días que siguieron, políticos, comentaristas y analistas rusos pensaban que lo que el Kremlin llamó una «operación militar especial» terminaría en unos días; que el pueblo ucraniano recibiría a las tropas rusas como libertadores, y que el gobierno de Ucrania se derrumbaría como una baraja de naipes. No sucedió así.
En cambio, más de seis meses después, el ejército ruso ha ido perdiendo terreno.
Entonces, aquí hay una pregunta clave: ¿tendrá esto consecuencias políticas para Putin?
Después de todo, durante más de 20 años, Putin, dentro de la élite rusa, disfrutó de la reputación de ser un ganador; por siempre lograr salir de los lugares más estrechos; en definitiva, por ser invencible.
A menudo lo he visto como la versión rusa del famoso escapista Harry Houdini. Cualesquiera que fueran los nudos o las cadenas que lo ataron, Putin siempre logró escapar.
Eso cambió después del 24 de febrero.
La falta de una victoria rápida
Los últimos seis meses sugieren que la decisión del presidente Putin de invadir Ucrania fue un gran error de cálculo. Incapaz de asegurar una victoria rápida, Rusia se empantanó en una larga y sangrienta ofensiva y ha sufrido una serie de vergonzosas derrotas.
Cuando el aura de invencibilidad de un líder autoritario se desvanece, eso puede causar problemas. Putin conocerá la historia de Rusia. No ha terminado bien para los líderes rusos del pasado que lucharon en guerras y no las ganaron.
La derrota de Rusia ante Japón condujo a la primera revolución rusa de 1905. Los fracasos militares en la Primera Guerra Mundial provocaron la revolución de 1917 y el fin del zar.
Sin embargo, públicamente, el presidente Putin no tiene intención de terminar siendo el perdedor.
El lunes, su portavoz Dmitry Peskov dijo a los periodistas: «La operación militar especial [de Rusia] continúa y continuará hasta que se hayan cumplido todas las tareas que se establecieron inicialmente».
Lo que nos lleva a la otra pregunta clave: ¿qué hará Putin a continuación?
No hay pánico en Moscú
Sería difícil encontrar a alguien aquí que sepa lo que Putin está pensando y planeando. Mucho puede depender de cuán precisa sea la información que recibe de sus jefes militares y de inteligencia.
Pero aquí hay dos cosas que sí sabemos: el presidente ruso rara vez admite cometer errores. Y rara vez hace cambios de sentido.
Por lo que dicen los medios estatales, ya estamos viendo señales de que los fracasos en el campo de batalla se atribuyen al apoyo occidental a Ucrania.
«Kyiv, respaldado por la OTAN, lanzó una contraofensiva», declaró la televisión estatal rusa.
Hay una pregunta más incómoda que ha estado en segundo plano durante meses: si no puede lograr la victoria a través de las armas convencionales, ¿el presidente Putin se volvería nuclear?
Hace solo unos días, el jefe militar de Ucrania, Valeriy Zaluzhnyi, advirtió: «Existe una amenaza directa del uso, en determinadas circunstancias, de armas nucleares tácticas por parte de las fuerzas armadas rusas».
Por ahora, no hay señales abiertas de pánico en el Kremlin. La televisión estatal rusa suena más positiva. Ha estado describiendo los ataques con misiles rusos en la infraestructura energética de Ucrania como «un punto de inflexión en la operación especial».
En cuanto al líder del Kremlin, el sábado pasado, mientras llegaban informes de Ucrania de que Rusia estaba perdiendo territorio, en Moscú, Vladimir Putin, con aspecto relajado, inauguraba una nueva noria, la más alta de Europa.
El presidente de Rusia todavía parece creer que, como esa noria, su «operación especial» girará a su favor.