AFP – Ocurre en casi todas las guerras, pero sólo si los armamentos rivales son compatibles. Desde hace algunas semanas, Ucrania está capturando vehículos blindados, municiones y armas abandonados por el ejército ruso en su retirada.
Desde fines de agosto, el conflicto ha entrado en una nueva fase, con dos contraofensivas ucranianas en torno a la ciudad de Jersón (sur), una de las primeras en caer en manos rusas, y otra en el noreste del país.
Tras cuatro meses de estancamiento en el frente, de violentos combates, pero de escasos avances territoriales, los ucranianos han reivindicado la reconquista de miles de kilómetros cuadrados. Y aunque los propios rusos capturaron material militar enemigo en los meses precedentes, la tendencia ahora se ha invertido con fuerza.
Al retirarse, el ejército del Kremlin no siempre lo hace debidamente. El instituto privado de inteligencia británica Janes cita la captura ucraniana de tanques, vehículos blindados, piezas de artillería, camiones de transporte de tropas, radares y equipos electrónicos.
Compatibilidad
Aunque los datos no puedan ser confirmados, Janes cifró recientemente la captura de al menos 200 vehículos, 40 tanques, 70 blindados de infantería y 30 piezas de artillería.
«Muchos han sido capturados en el noreste en la contraofensiva de Jarkov e Izium», precisa un analista de Janes que requiere el anonimato. Los rusos «parecen haber considerado que podrían huir más rápidamente en vehículos civiles que en blindados».
Al norte de Jersón, la AFP pudo contar una veintena de tanques, lanzacohetes y vehículos de transporte recientemente destruidos o dañados. Media docena de ellos, vistos a primera hora del día, habían desaparecido pocas horas después.
«El hecho de que hayan dejado obuses y que parte de la pólvora haya sido dispersada para que no podamos utilizarla, demuestra que huían, y muy rápidamente», afirma un rescatista, apodado «Doc».
La explotación de este material bélico está bien organizada y exhibida. El lunes, el ministerio ucraniano de Defensa divulgó en Twitter las imágenes del remolque del «último modelo del T-90A», un tanque que permaneció tres meses bajo el agua. «Ya es hora de que este tanque se sume a las filas del ejército ucraniano», fanfarroneaba en el tuit.
La compatibilidad de los armamentos constituye una ventaja notable. Kiev ha recibido muchas armas y municiones occidentales modernas, pero su equipamiento inicial es de origen soviético. «Un blindado destruido, es también importante por las piezas que no se han quemado: los motores, las suspensiones, la barras de tracción, todo ello es precioso.
Ni siquiera Rusia los produce ya» destaca a la AFP Pierre Grasser, historiador en el laboratorio Sirice en París. La historia de la guerra está llena de ejemplos similares. «Los alemanes utilizaron bastante material capturado aquí o allá» en la Segunda Guerra Mundial, recuerda un alto militar francés, que cita los «tanques franceses que estaban en el frente del Este».
Rusia facilita la tarea
Pero en esta guerra, los rusos facilitan la tarea del enemigo. Parecen carecer de la logística que les permitiría recuperar el material dañado en medio de los combates.
Además, en principio, «se debe neutralizar el material antes de abandonarlo», explica el oficial francés. Pero «el mando ruso no da probablemente las consignas para hacerlo, o quizá carecen del material para hacerlo».
«La pérdida de material reduce claramente la potencia de combate ruso, y no solo le hace perder terreno, también tiene un efecto devastador en la moral rusa», indica Janes. «Los ucranianos hacen la broma al decir que iniciaron la ofensiva de Járkov en una brigada mecanizada y la terminaron en una brigada blindada».
Todo ello también beneficia a los aliados de Ucrania. Según Janes, «ello significa también que las agencias de inteligencia occidentales y los técnicos podrán evaluar el equipamiento ruso».