Iman Hadi, una emprendedora de una región rural al norte de Yemen, conoce bien la gran pobreza y la miseria que devasta a gran parte de las aldeas remotas del país donde los servicios básicos prácticamente no existen. A pesar de todo, ella sintió que tenía una responsabilidad y decidió actuar. “Me di cuenta de cuál es el grado de sufrimiento que experimentan los habitantes de mi región, especialmente las mujeres, y decidí ir más allá de las barreras sociales y culturales y pasar a la acción”, explica.
Iman dirige un grupo de 10 mujeres que instalaron una planta solar para proporcionar energía no contaminante a los habitantes de Abss, en la provincia de Hajjah. “El alto costo de la electricidad generada con diésel ha privado de electricidad a muchas familias pobres. Pero ahora la planta solar proporciona energía asequible a 43 familias, de momento”, dice Iman. “Puedo afirmar con confianza que podemos mitigar el sufrimiento de las personas vulnerables y aliviar sus cargas económicas”.
Hace poco, la labor pionera que realiza Iman encontró reconocimiento en el extranjero cuando fue incluida entre las 100 mujeres más influyentes del mundo.
La lista, elaborada por la BBC , incluye a la Primera Ministra de Finlandia, Sanna Marin, la actriz Michelle Yeoh, y la activista climática Jane Fonda.
“Aparecer en la lista de las 100 mujeres más influyentes del mundo en 2020 de la BBC nos llena de orgullo a mí, a mis socias y a todo Yemen”, afirma Iman.
Cuando se enteró de la noticia se quedó atónita. “Estaba en Sana’a acompañando a un pariente al hospital. Recibí una llamada. ¡No daba crédito a lo que oía!”, explica. “Cuatro días más tarde, volví a casa y mi familia me recibió con mucho cariño. Prepararon una tarta y me felicitaron. Incluso mis hermanos, que al principio se habían mostrado totalmente contrarios a que yo dirigiera una planta solar, me dieron un fuerte abrazo”.
Inicialmente, su padre también se opuso al trabajo de Iman pero después de hablar sobre la importancia de lo que hacía, logró convencer a su familia de que le dieran la oportunidad de llevar su propio negocio. “Fue el comienzo de un proceso de cambio real en las convicciones sociales respecto a las mujeres, su rol, sus derechos y la importancia de darles la oportunidad de probarse a sí mismas”, dice con orgullo.
Desde que puso en marcha su empresa hace dos años, con el apoyo del PNUD y la Unión Europea, la cifra de clientes ha pasado de 25 a 43, y sus beneficios netos alcanzan, aproximadamente, US$ 2,070, una cantidad alta para el Yemen rural.
“Hemos adquirido otras cinco baterías para cubrir la creciente demanda, y ahora estamos trabajando para ampliar la planta y emplear a más mujeres para poder llevar la electricidad a más familias”, dice Iman. “A corto plazo tengo previsto establecer otra planta solar en una de las zonas vecinas donde hay 47 familias que necesitan electricidad. A largo plazo, mi sueño es poner en marcha una gran central solar que preste servicio a los 3,600 hogares del distrito de Al-Ghadi”, concluye.
Iman es consciente también de que la situación no es fácil para muchos yemenís. Una de cada cuatro personas ha perdido su empleo y muchas viven en la precariedad laboral, con apenas recursos para cubrir las necesidades básicas. Para ayudar a su comunidad y como forma de agradecer su buena fortuna, Iman ha tenido una innovadora idea: “quiero utilizar los beneficios de la planta solar para dar préstamos fáciles de devolver y que mis socias puedan abrir pequeños negocios, como tiendas de alimentación, obradores y tiendas de ropa. Esto generará nuevas oportunidades de empleo y ampliará los servicios disponibles en la comunidad”.
Las iniciativas de Iman han influido e inspirado esperanza a sus vecinos y amigos. Faleha Mohammad, una residente del distrito de Al Ghadi, vive con sus padres, quienes son ya mayores, en una cabaña. La familia depende fundamentalmente de su hijo, que vende agua para conseguir ingresos. Pero al ver que la energía que proporciona la planta de Iman le ofrece un suministro seguro, Faleha se animó a comprar una máquina de coser y a vender ropa para mujer. De esta manera, la familia pudo construirse una casa de ladrillo.
Ibraheem Ali, un padre de siete hijos que trabaja como jornalero, también quería mejorar las condiciones de vida de su familia. Fue donde Iman y le preguntó si podía comprar una pistola de soldadura y usarla con la electricidad de la planta solar. A Iman le pareció una idea interesante y enseguida le animó a hacerlo. Ahora, Ibraheem suelda dos o tres depósitos de agua al día y sus ingresos diarios han pasado de US$ 5 a US$ 14.
“Se me acercaron mujeres y hombres de mi aldea a preguntarme y pedirme consejo sobre cómo mejorar sus condiciones de vida. Esto demuestra cómo ha cambiado su perspectiva sobre las mujeres que trabajan”, explica Iman. “Zahra, por ejemplo, una madre con cuatro hijos que perdió a su marido al comienzo de la guerra, acudió a mí”, dice.
Desde la muerte de su marido, Zahra ha pasado enormes dificultades. Está sola en un país asolado por la guerra. Las difíciles circunstancias obligaron a su hijo mayor, de tan solo 15 años, a trabajar de jornalero por muy poco dinero. Desgraciadamente, la actividad económica se ralentizó y ahora se ha detenido por completo debido a la pandemia de la COVID-19, incrementándose el sufrimiento de la familia, que a duras penas puede comprar alimentos y medicinas.
“Una tarde, Zahra empezó a quejarse de las dificultades de su vida con sus hijos. Le hablé de la posibilidad de llevar electricidad a su casa, de comprar una batidora eléctrica y hacer incienso para venderlo y sacar un beneficio”, cuenta Iman. A Zahra le gustó la idea e inmediatamente se puso manos a la obra. “Ahora ha puesto en marcha su propio negocio y es una mujer productiva con una fuente de ingresos sostenible para ella y su familia”, afirma.
Iman está encantada de que los hombres de su aldea, que en su momento se oponían a que las mujeres trabajaran fuera del hogar, actualmente ofrezcan apoyo y aliento. Y está decidida a seguir inspirando a las mujeres yemenís para lograr la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de la vida.
“No te quedes parada donde has caído. Defiende con determinación y confianza tus sueños y se harán realidad”.
Iman con su equipo. Lo expresa así: “A corto plazo tengo previsto establecer otra planta solar en una de las zonas vecinas donde hay 47 familias que necesitan electricidad. A largo plazo, mi sueño es poner en marcha una gran central solar que preste servicio a los 3,600 hogares del distrito de Al-Ghadi”.
El PNUD y su socio, la Fundación Desarrollo Sostenible (SDF por sus siglas en inglés), han instalado dos sistemas de energía solar en dos comunidades. Se prestó formación a 20 personas para la instalación, el mantenimiento y la gestión empresarial de sistemas de energía solar con la finalidad de fomentar la creación de empresas locales de energía solar y garantizar la sostenibilidad de los sistemas de energía renovable en Yemen.
Estas actividades fueron realizadas dentro del Programa Conjunto de Apoyo al Desarrollo de Medios de Vida Resilientes y Seguridad Alimentaria en Yemen (ERRYJP II) en colaboración con la Fundación Desarrollo Sostenible y con la generosa financiación y ayuda de la Unión Europea.
Redacción y fotos de PNUD Yemen.