INFOBAE – Volodimir Zelensky advirtió este domingo que los ocupantes rusos sentirán las “consecuencias” de las “futuras acciones” de las fuerzas armadas ucranianas, después de celebrar una reunión secreta con los responsables de la defensa y seguridad del país.
“Hoy sostuve una reunión con representantes del sector de defensa y seguridad. Asistieron los jefes de las Fuerzas Armadas de Ucrania, inteligencia, el Servicio de Seguridad de Ucrania, el Ministerio del Interior y otras estructuras y áreas de defensa de nuestro estado”, anunció en su habitual discurso nocturno.
El jefe de Estado comentó que todos los temas que han tratado son “importantes” y “secretos”, por lo que no puede entrar en detalles, pero advirtió que “los ocupantes sentirán sus consecuencias, en las futuras acciones de nuestros defensores”.
“Ningún terrorista quedará sin respuesta por los ataques a nuestras ciudades. Zaporiyia, Orikhiv, Kharkiv, Donbas: recibirán una respuesta para todos ellas”, advirtió.
El líder ucraniano ha añadido que la semana que empieza será “muy activa” y están previstas “importantes visitas de socios” a Ucrania.
Además de reiterar la petición de ayuda internacional, dijo que está trabajando para garantizar que haya nuevas restricciones para Rusia debido a la guerra y “nuevos paquetes de apoyo” para sus “defensores” y nación.
“Si dejamos que Rusia gane la guerra, entonces podrá dictar sus condiciones a Europa (…). En el mundo comenzará una reacción en cadena en la que otros Estados autoritarios entenderán que pueden lograr sus objetivos con la ayuda de una guerra agresiva”, aseguró Mijailo Podolyak, asesor presidencial ucraniano, a un diario finlandés.
Con el general invierno a la vuelta de la esquina, Kiev no sólo necesita armamento para mantener el tipo en el campo de batalla antes de las primeras nevadas, sino también el apoyo del mayor número de países en el mundo para aislar diplomáticamente al Kremlin.
El primer paso de esta estrategia es involucrar a la ONU en el arreglo del contencioso por el control de la central nuclear de Zaporizhzhia, la mayor planta atómica de Europa, objeto de bombardeos diarios y que esta semana fue desconectada durante más de 24 horas de la red eléctrica general.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) mantiene intensas negociaciones para enviar una misión de inspección a la planta, para lo que ya tiene el visto bueno de rusos y ucranianos.
Su director, Rafael Grossi, ya tuvo un papel muy activo en marzo a la hora de rebajar la tensión nuclear cuando las tropas rusas tomaron la central de Chernóbil, abandonada finalmente por las tropas ucranianas.
El problema es que, como dijo el presidente ucraniano, la única forma de reducir al mínimo el riesgo de una catástrofe nuclear es que el Ejército ruso ceda de manera permanente el control de la planta a la agencia nuclear ucraniana, Energoatom.
Moscú no está dispuesto a ello y todos sus esfuerzos diplomáticos, como quedó de manifiesto esta semana en el Consejo de Seguridad de la ONU, se limitan a presentar pruebas de que es la artillería ucraniana la que está atacando la central y no las tropas rusas y las milicias prorrusas.