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jueves, marzo 28, 2024

Asia: Pekín amplía su red de aliados con el objetivo de competir con Washington

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El 12 de octubre de 2022 el equipo de Biden publicó la más reciente versión de la Estrategia de seguridad nacional -National Security Strategy, en su nombre original- de Estados Unidos (EEUU) en la que se señala a Rusia como una amenaza grave y en la que la competición global con China ocupa el centro del escenario.

El problema con esta formulación es que EE UU transparenta que quiere hacer todo en todos los sitios a la vez, lo que, en sí mismo, cuestiona que una aproximación de esta naturaleza pueda definirse como una estrategia dado que estrategia es sinónimo de elección.

Así, EEUU promueve en Asia lo que se conoce como la política exterior indo-pacífica, en el fondo, un concepto de difícil comprensión en Asia, que China interpreta como exclusivamente enfocado a hacerle frente y que olvida que India siempre ha tenido una política exterior autónoma y equilibrada entre grandes potencias existentes-, impulsa el QUAD -Quadrilateral Security Dialogue, en su nombre original, que agrupa, además de EEUU, a Australia, a India y a Japón-, quizás, sin la prudencia necesaria para evitar reproducir escenarios similares al de la Guerra de Corea, en los años 1950, propulsa el reciente AUKUS -junto a Australia y al Reino Unido, con cuyas iniciales en inglés se formó este acrónimo- y potencia la creación de una Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Asia.

En concreto, en el caso de AUKUS, alianza nacida para facilitar a Australia la construcción de submarinos nucleares -a la vez que para apartar a Francia del papel de suministrador de Canberra en este proyecto-, EEUU está enviado el mensaje equivocado a Asia de que el desarrollo de flotas de este tipo de submarinos es una prioridad de defensa del momento presente.

¿Quiere EEUU invitar a que todas las naciones asiáticas se animen a construirlos?

Asimismo, desde la creación de AUKUS, EEUU está empujando a que las armadas de China y de Rusia cooperen aún más estrechamente de lo que ya lo estaban haciendo y, de forma específica, en esta dimensión de los submarinos de propulsión nuclear.

En definitiva, AUKUS tiene el potencial de causar más daño que los beneficios que pudiera generar y, al final, la ejecución del proyecto original que le dio su razón de ser va a ser más difícil de ejecutar, especialmente, porque la propia Australia está, en estos momentos, cuestionando su pertenencia a esta alianza ya que, con motivo de la revisión que el país está haciendo a toda su política exterior, Canberra parece querer apostar por una posición de menor confrontación hacia China.

EEUU promueve y acelera, con todo lo anterior, la competencia global con China.

China, en cambio, apuesta por hacer frente a EEUU a través de una estrategia de construcción de coaliciones en Asia y no está aislada en ese empeño.

China considera que las alianzas son estructuras pasadas de moda y pesadas.

El modelo para China es el partenariado estratégico que mantiene con Rusia, sin estructuras, sin nombres y sin iniciales.

Pekín ejecuta esta estrategia de construcción de coaliciones a través de:

1) Proyectar una diplomacia inteligente en los organismos internacionales -Organización de las Naciones Unidas (ONU), Shanghai Cooperation Organization (SCO), G20 o BRICS-, dentro de los cuales China promueve de forma activa su agenda política y avanza sus intereses,

2) Extender su círculo de amigos, en palabras de Xi Jinping, y utilizar la cooperación económica como base para el establecimiento de relaciones más amistosas con otras naciones, y

3) Hacer crecer su influencia de seguridad en Asia a través de la exportación de armamento, de la colaboración entre las industrias de defensa y de la celebración de ejercicios militares con el mayor número de países de la región, como ya hizo con Rusia e Irán en el Océano Índico, en 2021, o con Rusia, a lo largo de los dos últimos años, en el Mar Mediterráneo, en el Mar Báltico o en el Océano Pacífico.

China cuenta con una estrategia, que no debe ser subestimada, no busca que sus socios la apoyen -su objetivo es que no se opongan a ella- y está siendo muy vocal en sus críticas hacia el concepto estadounidense de una OTAN asiática.

En su tradicional discurso de marzo, Xi Jinping, en 2022, calificó, de forma derogatoria, la estrategia estadounidense del Indo-Pacífico como una nueva forma de OTAN o de OTAN en Asia -ya sea a través del QUAD o de AUKUS-, es decir, ilegítima, para él, y pronosticó que está abocada al fracaso.

En este asunto, los intereses de China y de Rusia están convergiendo como socios opuestos a dicha estrategia Indo-Pacífica.

El impacto que esta competencia entre EEUU y China está teniendo entre las potencias regionales del continente es el de aumentar su temor y su incertidumbre, de ahí que Japón o Corea del Sur estén incrementando sus presupuestos de defensa, pero, al mismo tiempo, no quieran que su cercanía de EEUU les aleje de China, que, a fin de cuentas, es su socio económico y comercial por excelencia.

La historia no ayuda a EEUU en Asia porque sus amigos saben que las estrategias de los estadounidenses no son una compilación de los intereses de todos sus aliados, sin fecha de caducidad.

Afganistán ha sido el último recordatorio para todos ellos, como, antes, lo fueron Vietnam o Irak, sobre cómo se comporta EEUU cuando llega el momento de la verdad.

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