Las señales sobre un parón del crédito en EEUU se están multiplicando. A los avisos de casas de análisis y la propia Reserva Federal, se ha unido este fin de semana el de Janet Yellen, secretaria del Tesoro. «Ya estábamos viendo un endurecimiento de los estándares crediticios en el sistema bancario antes de ese episodio (la caída de SVB), y puede haber más por venir», advertía la que fuera presidenta de la Reserva Federal. Una contracción del crédito puede desembocar en lo que se conoce como un credit crunch (crisis de crédito). Este riesgo se ha convertido en una amenaza real para la economía de EEUU tras las últimas turbulencias financieras y los recientes datos de préstamos publicados por la Fed.
Un credit crunch o crisis de crédito es un evento que se produce por una disminución en la actividad crediticia de las instituciones financieras, provocada por una escasez repentina de fondos (ya sea porque se seque el mercado interbancario, una fuga de depósitos, una pérdida de confianza, una subida de tipos devastadora…).
A menudo, este tipo de eventos vienen acompañados de una recesión o viceversa (cuando el credit crunch provoca la caída de la actividad económica). Una crisis crediticia hace que sea muy complejo para las empresas encontrar financiación, puesto que los bancos y otros prestamistas tienen miedo de que produzcan quiebras o incumplimientos. El resultado de esta incertidumbre es una subida de tipos en el mercado: los bancos piden un tipo de interés mucho más alto a cambio de conceder financiación (rentabilidad/riesgo). Es decir, sin necesidad de que el banco central suba más los tipos de interés se produce de forma automática un endurecimiento notable de las condiciones financieras del mercado.
Aunque Janet Yellen no ha hablado en ningún momento de credit crunch (este escenario es aún una posibilidad, pero ni mucho menos una realidad), la secretaria del Tesoro si ha advertido de que el reciente endurecimiento de las condiciones financieras puede funcionar como una nueva subida de tipos.
Además, Yellen ve probable que los bancos sigan restringiendo los préstamos tras las recientes quiebras bancarias, lo que posiblemente anule la necesidad de nuevas subidas de los tipos de interés por parte de la Fed, según la transcripción de una entrevista de CNN publicada el sábado.
Yellen aseguró en dicha entrevista que las medidas políticas para frenar la amenaza sistémica causada por las quiebras el mes pasado de Silicon Valley Bank y Signature Bank habían provocado que las salidas de depósitos se estabilizaran, «y las cosas se han calmado». Los depósitos se han mantenido por encima de los 17 billones de dólares, aunque se puede ver todavía de forma clara la drástica caída que han sufrido en cosas se meses. Sin embargo, los problemas no han terminado.
«Es probable que los bancos se vuelvan algo más cautos en este entorno», admitió la expresidenta de la Fed. «Ya vimos cierto endurecimiento de las normas de préstamo en el sistema bancario antes de ese episodio, y es posible que haya algo más por venir». Yellen también aseguró que eso llevaría a una restricción del crédito en la economía que «podría ser un sustituto de nuevas subidas de tipos de interés que la Fed necesita hacer.»
¿Calma antes de la tormenta?
El sistema bancario estadounidense parece estabilizado, por ahora, tras las medidas extraordinarias adoptadas por las autoridades para evitar un desastre total tras la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB). Sin embargo, los economistas de Wall Street y la Reserva Federal esperan cada vez más que las secuelas de ese colapso persistan en los próximos meses, a medida que los bancos regionales y comunitarios reduzcan su actividad crediticia.
Los bancos se enfrentan a un doble riesgo al ser una cuestión de activos y pasivos. Las condiciones crediticias podrían endurecerse a medida que los ciudadanos retiren más depósitos bancarios (que son pasivos) y ante las nuevas pérdidas en préstamos (morosidad) y valores (activos como bonos).
Si esto se acelera debido al temor por la seguridad de los depósitos, los bancos afectados tendrían que reducir el activo de sus balances, principalmente concediendo menos préstamos. Los depósitos suelen ser la fuente de financiación más barata de los bancos, por lo que una reducción podría limitar la concesión de préstamos. Los grandes bancos no han dejado de perder depósitos en los últimos 12 meses, a medida que la Fed ha ido subiendo los tipos.
«En general, las pérdidas no realizadas (caída del precio, por ejemplo, los bonos en balance y otros activos que se mantienen) reducen el valor de los activos de los bancos y erosionan sus niveles de capital. Un mayor riesgo bancario puede conducir a mayores costes de financiación de capital y deuda y una menor rentabilidad. El aumento del riesgo puede alentar a los bancos a limitar el crecimiento de sus balances, posiblemente reduciendo la cantidad de nuevos préstamos», aseguran W. Blake Marsh y Brendan Laliberte, economistas de la Reserva Federal de Kansas.
La agencia Reuters cree que el credit crunch, uno de los eventos más temidos por la Reserva Federal, ya podría estar en marcha. El potencial de una crisis crediticia peor de lo esperada sigue siendo elevado a raíz de los colapsos de Silicon Valley Bank y Signature Bank, aseguran los expertos a la agencia. Aunque las aguas se han calmado, el gran aviso para los bancos ya ha llegado, ahora el sector comenzará a ser mucho más cauto y podría buscar reducir su activo para reducir riesgos.
Similitudes con el 2000
Desde Arcano Research señalan en un informe que los próximos meses podrían ser similares a lo que ocurrido entre el cuarto trimestre del año 2000 al cuarto trimestre de 2001. Durante ese periodo, el crédito pasó de un crecimiento intenso a frenarse de forma rápida, lo que redujo sobremanera el crecimiento económico. No obstante, estos expertos creen que la economía de EEUU podría mantener un crecimiento anual positivo, pero consideran que los riesgos son «bajistas», puesto que existe una gran incertidumbre acerca de la salud financiera de la banca regional.
Esta banca regional supone un tercio del saldo de crédito de todo el país. Los últimos datos revelan que en las últimas semanas de marzo se produjo una contracción del crédito de 105.000 millones de dólares, la mayor desde que se realizan estos registros, sostiene la nota de Arcano Research.
Crédito y crecimiento
«La creación de crédito es un motor clave del crecimiento económico. En la medida en que los nuevos depósitos conducen a una nueva ampliación del crédito, lo contrario también es cierto: las salidas de depósitos provocan una contracción de la creación de crédito. Si los bancos siguen registrando salidas de depósitos, pensamos que esto supondrá un endurecimiento adicional de la economía. Los bancos se verán obligados a retener liquidez y a endurecer las normas de concesión de créditos, concediendo menos préstamos, menos arriesgados y más caros, lo que en última instancia facilitará una ralentización de la actividad económica», explican en una nota para clientes Greg Wilensky y Michael Keough, gestores de Janus Henderson.
«Los bancos podrían decir básicamente: ‘no podemos conceder tantos préstamos’ porque temen no tener liquidez suficiente para pagar los depósitos», afirma a Axios Kathy Bostjancic, economista jefe de Nationwide.
Un desplazamiento de los bancos más pequeños hacia los más grandes mantendría estables las cifras globales, pero seguiría restringiendo la disponibilidad de crédito para el tipo de pequeñas empresas e inversores inmobiliarios que dependen de los bancos comunitarios.
A los bancos también podría preocuparles que, tras la crisis bancaria, los reguladores y supervisores los examinen aún más de cerca, lo que les haría ser más cautelosos a la hora de ampliar sus balances. Las empresas tendrían más dificultades para acceder al efectivo necesario para contratar a más trabajadores o gastar en nuevos equipos necesarios para ampliar el negocio. También los consumidores podrían tener más dificultades para obtener un préstamo.
Nadie sabe, sin embargo, hasta qué punto se avecina una contracción del crédito y en qué medida afectará a la actividad económica. Los economistas de Goldman Sachs afirman que la restricción del crédito supondría un lastre de hasta medio punto porcentual para el crecimiento de Estados Unidos a lo largo de este año. Pero los economistas advierten de que el lastre podría ser mayor, sobre todo en caso de nuevas quiebras bancarias, cambios regulatorios significativos o continuas salidas de depósitos.
El riesgo de que algo se rompa
«Creemos que el riesgo es que la atención que sigue prestando la Reserva Federal a la inflación -que supone una separación nítida entre la política monetaria, por un lado, y la estabilidad financiera, por otro- es peligrosa. Si la Fed eleva el tipo de los fondos federales por encima del 5% y lo mantiene durante el resto del año, exacerbará las tendencias existentes, aumentando la probabilidad de que algo más se rompa. Si bien la Fed puede hacer frente a las crisis de liquidez, no puede hacer frente a las consecuencias de las salidas persistentes de depósitos, que, si alcanzan un nivel crítico, paralizarán cualquier banco», señala Javier Corominas, director de estrategia macro global de Oxford Economics.
«Los responsables de la política monetaria siguen debatiendo si subir los tipos en la reunión de mayo, y es muy probable que lo hagan, ya que la inflación actual sigue siendo elevada y las perspectivas siguen rodeadas de demasiada incertidumbre. Pero los mercados lo ven más como una reorganización de las sillas del Titanic por parte de la Reserva Federal de cara al iceberg de la crisis crediticia», explica de manera simbólica el equipo de ING dedicado a los tipos de interés encabezado por Antoine Bouvet.
Corominas explica que «las repercusiones económicas de una crisis de combustión lenta se producen a través de los canales tradicionales, es decir, una intensificación de la tendencia preexistente de los bancos a endurecer las normas crediticias». Esta restricción del crédito, continúa el experto, probablemente ralentizará la inversión y afectará a los precios de los activos, especialmente en ámbitos como el inmobiliario comercial, donde los bancos pequeños representan el 80% de los préstamos. Los préstamos al sector inmobiliario comercial han sido la contrapartida contable al rápido crecimiento de los depósitos desde la pandemia y se sitúan en 2,9 billones de dólares.
Esto, a su vez, remarca Corominas, puede repercutir en unas condiciones crediticias aún más restrictivas a medida que disminuye el valor de las garantías. Aunque individualmente sea racional para un banco, colectivamente el sistema no puede desinvertir al mismo ritmo, y la combinación de estas acciones probablemente empujará a la economía a una recesión, que esperamos en el tercer trimestre.
«El crédito es realmente el lubricante que engrasa la economía estadounidense y le permite funcionar y crecer a un ritmo estable», aseguraba al analista Gregory Daco, de EY-Parthenon, a Asociated Press hace un par de semanas. «Sin crédito, o con un crecimiento crediticio más lento, es probable que veamos que las empresas duden más cuando se trata de decisiones de inversión, cuando se trata de decisiones de contratación».