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sábado, julio 27, 2024

Las monedas digitales, ¿pueden salvar a Latinoamérica del dólar?

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Sputnik – Apelar a monedas digitales seduce cada vez más a los países latinoamericanos. Para dos expertos entrevistados por Sputnik, se trata de algo más que eliminar el dinero físico: tienen el potencial de neutralizar el monopolio sancionatorio de EEUU y el dólar y hasta permiten soñar con no requerir de bancos privados para el comercio mundial.

Lanzar monedas digitales que complementen o, paulatinamente, sustituyan al dinero físico ya no es una utopía en América Latina. En enero de 2023, Rusia ofreció a Cuba su experiencia en caso de que quisiera consolidar un «peso digital oficial» para dar mayor fluidez a su economía, golpeada por las sanciones impuestas por EEUU y facilitar el ingreso de divisas.

Pero no fue el único, ya que varias economías importantes de la región tienen el lanzamiento de una moneda digital en carpeta para los próximos años. El Gobierno mexicano informó en diciembre de 2021 que su Banco de México trabajaba para lanzar una moneda digital en 2024. Un año después, Brasil hizo un anuncio similar: el «real digital» estaría disponible en un plan piloto en 2023 y de lleno en el mercado en 2024.

Otros países parecen ir un paso atrás pero también ven estas divisas como una posibilidad. En abril de 2022, Argentina habilitó a su Casa de la Moneda a emitir una moneda digital, lo que los medios argentinos ya denominaron como criptopeso. En el Gobierno de Gustavo Petro en Colombia también hay intenciones de explorar el camino hacia una moneda digital, según declaraciones de jerarcas.

En cualquier caso, Sudamérica ya tiene un pionero en la materia. Se trata de Venezuela, que en 2018 lanzó el petro, la primera criptomoneda emitida oficialmente por el Gobierno de Nicolás Maduro y respaldada en las reservas de petróleo, oro y gas.

La tendencia se fortaleció en 2020 en el Caribe, con el dólar de arena emitido por Bahamas y dcash lanzado por el Banco Central del Caribe Oriental y válido en Antigua y Barbuda, Granada, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía.

En diálogo con Sputnik, el economista venezolano especializado en criptomonedas Aarón Olmos señaló como, desde su nacimiento del bitcóin en 2008, las criptomonedas pasaron de «ser vilipendiadas y asumidas como una estafa», a que «entes multilaterales y bancos centrales del mundo las validen y las estudien».

Un buen ejemplo es la apuesta de El Salvador, que en 2021 oficializó el uso del bitcóin en el país centroamericano, permitiendo los pagos en esa moneda en comercios locales y generando reservas internacionales en la criptomoneda más famosa.

El experto señaló que este proceso, apuntalado por la «tendencia histórica que se viene gestando a la desaparición del dinero físico», ha demostrado «que el dinero inmaterial, bajo unas normas y reglas y elementos de supervisión, bien puede ser utilizado para la cobertura de las necesidades de las personas, las empresas y los gobiernos».

Olmos hizo énfasis en la necesidad de diferenciar las monedas digitales emitidas por bancos centrales —conocidas con por las siglas en inglés CBDC— de las criptomonedas originales como el bitcóin, el ethereum u otras. Estas monedas, especialmente el bitcóin, nacieron «con la intención de ser un medio de pago alternativo» y descentralizado, sin estar sujetos a la regulación de ningún banco central. El venezolano recordó que, con el tiempo, estas criptomonedas transformaron su naturaleza hasta ser «una materia prima y un vehículo financiero de especulación».

Las CBDC son, remarcó Olmos, «la antítesis del bitcóin», debido a que ya nacen «dentro de una institución financiera que responde a un gobierno y que forma parte de una política económica». Por tanto, los gobiernos tienen algunas obligaciones cuando deciden emitir monedas digitales: «Deben garantizar una infraestructura para la economía digital, garantizar energía eléctrica e internet de fibra óptica en todo el territorio 24/7, redes de transmisión de datos y dispositivos inteligentes para que se puedan descargar los aplicativos».

Olmos defiende la idea de que apostar por monedas digitales «va más allá de eliminar el dinero físico» porque representa «una nueva forma de entender el intercambio de valor entre personas» y «el próximo paso en la evolución de la lógica monetaria».

Sin embargo, el experto precisó que usar monedas digitales no exime a los países de los problemas que pueden enfrentar. «Los problemas monetarios no se solucionan con la creación de dinero digital si no hay detrás una política económica coherente», advirtió, señalando que un país con hiperinflación no dejará de padecer el fenómeno si solamente elimina el dinero físico para cambiarlo por moneda digital.

Una alternativa al dólar y las sanciones

Si el dinero digital no soluciona los problemas monetarios, ¿para qué puede serle útil a países latinoamericanos con economías muchas veces castigadas? Según los analistas, las divisas digitales tienen la potencialidad de introducir algunos cambios importantes en el comercio internacional.

En diálogo con Sputnik, el economista argentino Juan Valerdi consideró que, por ejemplo, las conversaciones entre Rusia y Cuba para una moneda digital pueden comprenderse en el marco de «la declinación del dólar como moneda internacional y de EEUU como intermediario obligado».

En efecto, en la actualidad la mayoría de las transacciones entre bancos internacionales requieren del sistema SWIFT (Sociedad para las Comunicaciones Financieras Interbancarias Internacionales), fundado en Bruselas en 1973. Es un mecanismo de comunicaciones que en la actualidad engloba a más de 11.000 instituciones financieras en cerca de 200 países o territorios.

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