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martes, abril 16, 2024

«Turquía ayudó a México en el terremoto de 1985»

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DW – «Siento la adrenalina y las ganas de ayudar, porque se sabe que el tiempo es oro y hay que llegar con la mayor cantidad de ayuda posible, tanto humana como material», dice Fernando Álvarez, de la Brigada de Rescate Topos Tlaltelolco, un grupo de rescatistas voluntarios mexicanos, que ha ofrecido su ayuda tras los devastadores sismos en Turquía y Siria, que dejaron ya más de 7.000 muertos.

Este martes (07.02.2023), el Gobierno de México envió a Turquía 150 elementos especializados en búsqueda y rescate para ayudar a las víctimas de los terremotos. Mañana miércoles, sale, además, un contingente de unos 20 «topos», cuenta Álvarez a DW. Los rescatistas irán acompañados de una unidad canina.

Perros rescatistas, ayuda rápida
«Los perros nos ayudan a ubicar rápidamente el olor humano, lo pueden marcar en uno o dos metros cuadrados. Los sistemas especializados, como el sonar, la fibra óptica o el micrófono, tienen que entrar muy puntualmente, entonces la unidad canina ayuda a detectar vida humana y después ya se mete otro sistema o se empieza la labor de rescate», explica.

El entrevistado recuerda que Turquía fue uno de los países que envió ayuda a México después del trágico terremoto de 1985. Asimismo, destaca la urgencia tras la catástrofe en Oriente Medio: «Ningún país tiene la capacidad de responder a un desastre mayor como el de ahora por sí solo, hay que ayudar, ser solidarios. Se requiere ayuda especializada por 10-15 días para ubicar y sacar a la mayor cantidad de sobrevivientes».

«Como si sintiéramos la vibración de una locomotora»
Por su parte, Jesús Valdez, ingeniero constructor y CEO de Miyamoto International en México, hace hincapié en que el impacto de los grupos de rescate internacionales se queda corto ante la magnitud de la catástrofe. «Estamos ante un fenómeno que no había ocurrido en esa zona seguramente desde hace cientos o miles de años», indica y detalla que, en Turquía, el sismo movió los edificios de un lado a otro en una décima de segundo. «Como si estuviéramos parados al lado de una locomotora y sintiéramos esa vibración».

En entrevista con DW, explica que un grupo de cien especialistas solo puede atender entre 3 a 4 estructuras colapsadas. Asimismo, señala las dificultades de coordinar el envío de rescatistas desde América Latina: «Para llegar en vuelos comerciales nos tardamos más de 30 horas. Entonces, para las labores de búsqueda y rescate ya es muy tarde».

El experto en arquitectura sismorresistente cuenta que las 72 horas posteriores a un sismo son las más críticas. En los primeros minutos y las primeras horas se rescatan muchas vidas de personas atrapadas y de relativamente fácil acceso. Pero, conforme pasan las horas, se requieren labores de penetración, cortes, elevaciones y extracción mucho más complicadas, para acceder a las víctimas bajo los escombros. «Llega un momento en el que se evalúa el riesgo que enfrentan los rescatistas contra el porcentaje tan bajo de encontrar a alguien con vida», explica el ingeniero mexicano.

Rescatistas podrían convertirse en carga adicional
Según Jesús Valdez, los grupos de rescate mexicanos podrían tener un gran impacto en la evaluación de los daños. No obstante, un problema para muchas brigadas es contar con los recursos necesarios para pagar el hospedaje, la energía y los alimentos de sus integrantes. «Si no pueden garantizar eso, podrían llegar en las primeras horas y hacer trabajo de búsqueda y rescate, pero, conforme pasa el tiempo, podrían convertirse en una carga más», dice.

Ante las noticias desde el este asiático, Valdez dice sentir cierta impotencia «porque estas catástrofes son evitables, colapsan edificios que pudieron haberse diseñado de mejor forma o reforzarse y que ahora cuestan miles de vidas».

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